Racing de Santander-Sporting de Gijón

El partido de Santander es uno de estos partidos sin mucha historia, que los aficionados del Sporting querremos borrar de nuestra memoria rápidamente, porque la verdad que hay muy poco que extraer de ese partido, tanto bueno, como malo.
El partido fue un partido plano desde el primer minuto. Ninguno de los dos equipos parecía querer atacar, y bien por miedo al rival, ó bien porque ambos se sienten más cómodos así, parecía que ninguno de los dos equipos quería el balón. Los riesgos que tomaron ambos equipos eran inexistentes, y los minutos pasaban. En la primera parte hubo muy poco: Disparo al córner de Kike Mateo cuando estaba en posición franca de disparo, 2 asistencias de gol de Sastre al rival de las que le gustan hacer a él cada partido (Por suerte, ni Kanouté, ni Casquero, ni Messi juegan en el Racing), y una salida en falso de Cuéllar que acaba en el larguero a cabezazo de Jonatan Pereira (el mejor del Racing). El denominador común de todas estas ocasiones, es que fueron fruto de fallos del rival.
La segunda parte empieza exactamente igual que la primera, aunque sin ocasiones, ni nada. Parecía un partido abocado al 0-0 ó que resolvería en una jugada aislada, hasta que llegó la jugada clave: disparo de Tchité con destino el córner que rebota en Camacho y se introduce en la portería lentamente sin que Cuéllar, que ya casi estaba en el otro palo, pueda hacer nada. Dicen que a los delanteros cuando están en racha, les entra todo, pues Tchité es un claro ejemplo. Se paso 6 meses sin marcar, y ahora en 3 partidos lleva 5 goles…
Y dicen que el conformista, pues paga por ello, pues el Sporting pagó por ello y no fue capaz de asustar a Toño hasta el minuto 93 en una jugada de Diego Castro en el área le hace lucirse y ver una parada de éstas de reflejos que se ven muy pocas veces. Si alguien de los que fue al campo no vio el resumen, le recomiendo que le eche un ojo, porque la parada es espectacular.
De todas formas, considero que ninguno de los 2 equipos mereció ganar, ni hizo nada para ganar. El empate a ceros, hubiera valido a los 2 equipos por lo visto en el campo, pero el Racing se encontró con una victoria bastante inesperada.

Lo mejor: El orden y la seguridad defensiva, y tener la sensación que el Racing (salvo por los regalos nuestros) fue incapaz de crear peligro. Y mención especial para Neru, que para mí fue el mejor, y digo mención especial, porque todos recordaréis que durante todo el verano fue uno de los descartes, y se quedó porque no se pudo fichar nada, y ahora está asentadísimo.

Lo peor: Cuando tenemos que llevar el peso del partido y el rival nos regala la posesión, nos cuesta crear peligro porque no tenemos un mediocampo creativo. Está claro que nos vienen bien los partidos abiertos.